de Jose María García-Hoz de Jose María García-Hoz
La huelga encubierta de los controladores aéreos, la pérdida de tráfico, la deuda colosal y las aspiraciones de las autonomías hacen prácticamente imposible que el Estado venda el 49 por ciento de AENA, como quiere el Ministro José Blanco.
Como pueden certificar los 18 millones de usuarios de los aeropuertos españoles en el mes de junio –entre ellos, un servidor– estamos sufriendo una huelga no declarada de los controladores aéreos, que provoca retrasos tan irritantes como innecesarios.
Aquel gesto enérgico del Ministro Jose Blanco, que en enero de 2009 acabó mediante decreto-ley con el conflicto, entonces abierto, de los controladores, ha servido para poco. El ordeno y mando no suele ser solución, aunque en un primer momento reciba aplausos.
AENA, hay que decirlo pronto, ha sido durante años víctima de una gestión desastrosa en la que el tinte político de los gestores -a cada cambio de Gobierno correspondía un cambio en el estado mayor de AENA- sometió a la agencia a una espiral endemoniada: el gestor-político tenía como primer objetivo tranquilidad y un servicio razonable, y para conseguirlo aceptaba las exigencias económico-laborales de los controladores… En el bien enten dido que la cuenta corría a cargo del contribuyente, ignorante de la conspiración.
El resultado a la vista está: según el ministro Blanco en la comparación europea, los controladores aéreos españoles son los que más cobran; según IATA, los aeropuertos españoles son los más caros del mundo.
Hasta ahora, con una demanda en crecimiento exponencial, el mercado aguantaba esos disparates. Pero en tiempos de crisis (en el primer semestre ded 2010 los aeropuertos españoles de AENA han perdido 12 millones de pasajeros respecto al año punta, 2008) el señor Ministro de Fomento no ve otra salida que la venta del 49 por ciento de AENA.
Pero es difícil que en las circunstancias actuales no va a encontrar comprador por varias razones:
a) es difícil visualizar un inversor-gestor que acepte tener como socio mayoritario al Gobierno de España… O a cualquier Gobierno;
b) la deuda de AENA –el mayor gestor aeroportuario del mundo con la mayor deuda del mundo, 12.000 millones de euros– y el conflicto con los controladores, solo resuelto superficialmente, rebajarían el precio de la compañía hasta límites políticamente inaceptables;
c) al habitual riesgo del regulador español (preguntar por los inversores en energías renovables) se une al riesgo del regulador europeo, que está preparando en Bruselas un nuevo y común control del espacio aéreo en Europa.
d) además de los riesgos económico-regulatorios, el potencial comprador se enfrentará a un obstáculo político de primer orden: la aspiración autonómica generalizada, y exasperada en el caso catalán, a tener sus propias “aenitas”.