El dato es revelador: 1.300.000 alemanes que trabajan, tienen que percibir además ayudas sociales porque su empleo no le da para vivir.
En Alemania, una persona soltera que gane menos de 850 Euros al mes brutos puede recurrir a la ayuda social para recibir un complemento que le permita subsistir, complemento que, a veces, viene en forma de ayuda para la calefacción, etc.
Las cifras de los que trabajando, sea a tiempo parcial o completo, no ganan para vivir han crecido en el último año un 20% para parejas casadas y nada menos que un 38% en casos de solteros.
Sindicatos y organizaciones han señalado en varias ocasiones que la pobreza se está extendiendo entre los alemanes a pesar de las buenas cifras oficiales de paro.
Es decir, que hay un paro encubierto con salarios de miseria. Los expertos remarcan además, dos consecuencias de esta situación:
Una, que el dinero de los contribuyentes alemanes paga los salarios que las empresas deberían pagar y que se ahorran.
Dos, que esa ventaja hace a las empresas alemanas más competitivas frente a las del resto de países.
La Comisión europea ha advertido a Alemania de este dumping salarial que lleva a distorsionar la competencia en Europa.
Los datos han añadido un nuevo argumento a los que defienden la introducción de un salario mínimo obligatorio en Alemania que ahora mismo no existe.
Las ONGs advierten de que más de 8 millones de alemanes viven por debajo del umbral de la pobreza, aunque trabajen, y están condenados a tener pensiones de miseria en el futuro.