Otro mito que cae: los españoles trabajamos más horas que la mayoría de los europeos. Eso sí, ganamos la mitad que ellos. Spain is different: tenemos unos horarios de locos y muchos vuelven de comer al trabajo cuando en Europa cierran las oficinas. El problema es que así no hay forma de conciliar trabajo y familia y lo acaban pagando los hijos o las mujeres, que dejan su empleo, reducen su jornada o trabajan el doble, en su empresa y en casa. Ahora, con la reforma de los convenios, hay que plantearse una reforma a fondo de los horarios de trabajo, para trabajar menos horas y con más eficacia.
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A pesar de meter más horas, la productividad española es menor, por hora trabajada: un índice 98 frente al 100 de la Unión Europea, el 110 de Alemania, el 112 de Francia o el 119 de Estados Unidos. Y si ha mejorado la productividad global de España (índice 110 frente al 100 de la UE, el 95 de Alemania o el 98 de Gran Bretaña) es porque hemos perdido 2,3 millones de empleos con la crisis y ahora producimos algo menos con muchas menos personas.
En consecuencia, trabajamos más horas pero cobramos menos. El sueldo medio en España era de 22.000 euros en 2010, frente a 35.000 de media en la UE. Sólo en Grecia, Portugal y Polonia se gana menos que en España, donde los salarios son casi la mitad a los de Alemania (40.000 euros), Holanda (42.700 euros) y Gran Bretaña (46.058 euros). De hecho, la Agencia Tributaria dice que el sueldo medio de los españoles en 2009 fue aún menor: 19.085 euros, con grandes diferencias entre Madrid (24.583 €) y Extremadura (14.767 €). Y todavía hay un tercio de los trabajadores (5,6 millones) queganan menos del salario mínimo (8.736 euros al año). Y por debajo de los 35 años, la mayoría son mileuristas.
Volviendo a los horarios, son una locura en España: muchos empiezan a trabajar después de las nueve, media hora larga para el desayuno, dos horas para comer y salir del trabajo cuando la mayoría de los europeos están cenando. Las consecuencias son nefastas: baja productividad, rupturas conyugales, baja natalidad y una gran presión sobre la mujer, que en muchos casos abandona el trabajo para ocuparse de los hijos: el 23 % de las madres con hijos menores de 5 años deja su empleo, según un estudio de La Caixa.
De hecho, los horarios de trabajo son machistas: como el hombre no concilia trabajo y familia, lo hace la mujer, a costa de su vida profesional y de un sobreesfuerzo en casa: la mujer dedica 292 minutos al día en España a las tareas domésticas y el hombre 105, según la OCDE. Y además, los dilatados horarios en España son culpables, según un estudio del Defensor del menor, de muchos problemas de nuestros hijos: los trastornos psicopatológicos en la infancia (22%), el fracaso escolar (31,2 % en España frente al 15,4% en Europa), el acceso cada vez más temprano al alcohol y tabaco (13 años) o a las drogas (14 años) y la creciente desestructuración familiar, sin olvidar la obesidad infantil o los problemas del sueño.
Hay que poner orden en el caos de los horarios laborales, que se han agravado incluso con la crisis, ante el temor a perder el empleo si se sale antes. De hecho, la jornada laboral pactada en 2010 fue de 1.761,7 horas, 13 horas más que en 2007. Un dato que choca con las 1.432 horas que trabajan los alemanes, las 1607 de los británicos o las 1620 de los franceses. La mayoría de los españoles, un 80% según el estudio de la Fundación Másfamilia, pide medidas para reducir horarios y flexibilizar jornada, incluso a costa de la nómina. Además, hay que fomentar la reducción de horas extras (sólo se incluye en el 20% de los convenios), el reparto del trabajo (en el 4,6 % de los convenios) y el trabajo a tiempo parcial, que sólo tienen el 12,8% de los trabajadores en España (4 de cada 5 son mujeres), frente al 20% en Europa (y el 26,1 % en Alemania o el 49% en Holanda).
En resumen, no se puede estar 12 horas entre ir y venir al trabajo, no se pueden tener reuniones a las 7 de la tarde ni comidas de trabajo de tres horas, para descuidar la familia, la casa, el ocio y la vida. Porque al final, no compensa económicamente y se acaba pagando. Tenemos que salir de la crisis poniendo orden en los horarios, organizando mejor el trabajo.
Una prioridad de los futuros convenios:
menos horas en el curro y más eficacia.